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En noviembre de 1917, la Declaración de Balfour fue escrita para dar apoyo a un “hogar nacional para el pueblo judío”. El secretario británico de Relaciones Exteriores, Lord Balfour, declaró explícitamente que este territorio necesitaba tener en cuenta a la población no-judía que vivía en Palestina: “Está claro que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina”. La declaración en sí era un gesto vacío, ya que no ofrecía ayuda práctica ni apoyo, sin embargo, se convirtió en un documento fundamental de gran relevancia simbólica en años posteriores.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional decidió dividir (en noviembre de 1947) la Palestina que estaba ocupada por Gran Bretaña en dos hogares nacionales: un país para judíos y otro para palestinos. Los líderes palestinos y árabes rechazaron este plan de partición. Los líderes judíos cumplieron y declararon su independencia en mayo de 1948. En la guerra que siguió, Jordania ocupó Cisjordania, Gaza cayó a Egipto. Lxs palestinxs fueron expulsados con fuerza de sus pueblos y ciudades por las milicias sionistas, este genocidio fue conocido en árabe como la Nakba (desastre). Las y los palestinxs sin hogar se convirtieron en refugiados en Cisjordania, en la Franja de Gaza y en los países limítrofes del nuevo estado de Israel.
En 1950, el parlamento del joven Estado de Israel decidió conceder la ciudadanía a todo judío que lo deseara. Cualquier persona con un abuelo judío era elegible para la ciudadanía. En la actualidad, la Ley del Retorno se utiliza para invitar a los judíos que, según Israel, enfrentan el peligro en los países que llaman hogar. Su objetivo principal es aumentar la población judía israelí en la demografía de Israel y Palestina, en la que la población no-judía es percibida como una amenaza demográfica.
En junio de 1967, las fuerzas israelíes ocuparon las tierras que Jordania y Egipto habían tomado en la Guerra de la Independencia de 1948. El área era hogar a muchxs palestinxs que habían huido o fueron forzadxs fuera de sus ciudades y aldeas durante el Nakba.
Hoy en día, la Ley de Retorno se utiliza para aumentar la población judía israelí, mientras que la población palestina se percibe como una amenaza demográfica, su desposesión y empuje hacia el exilio continúa. La Ley subraya tanto la continuación del conflicto como la ausencia de justicia.
Para expresar nuestra unidad en protesta, nosotros, en el movimiento global progresista judío, renunciamos a la idea de “regresar” y rechazar cualquier “derecho” al “Estado judío”.
Para rechazar la Ley de Retorno, pronto podrá firmar nuestra declaración:
Yo _____ , como judía/judio y ciudadana/o de ____ rechazo la Ley de Retorno de Israel. Esta ley me ofrece la ciudadanía israelí. No puedo aceptar esta oferta mientras que a las/los refugiada/os palestina/os se les niega el derecho de regresar a su hogar.
¿Por qué?
- Mi identidad judía afirma la justicia, la diversidad, la igualdad y el valor de todas las vidas humanas.
- Esta injusta ley israelí contribuye además al conflicto asimétrico entre israelíes y palestina/os y, por lo tanto, impide la posibilidad de una paz justa.
- El estado de Israel no representa a todxs las/los judía/os del mundo ni la profunda tradición de la ética judía.